Neolítico
Influencia del Cambio
Climático
Como en los años 8000 a. C., el mundo esta apunto de pasar por un fuerte cambio climático (época posglaciar) que obligo a los rebaños de renos mudarse hacia el norte, como cosecuencia provoco que el hombre disminuya su actividad de caza. Declinó la cultura, volviendo el hombre a las cuevas (aunque en algunos
casos aislados se conservaron las chozas). El culto a los difuntos y los rituales
funerarios se hicieron más complejos. Esta época es llamada «período de
marasmo» y se sitúa en el final del Mesolítico y el principio del Neolítico.
Del establecimiento de la
ganadería y de una economía de base ganadera surge la trashumancia, que pone en
contacto a los pueblos y, consecuentemente, facilita la comunicación entre
gentes de culturas, tierras y tribus diversas. La emigración de tribus y la
difusión de técnicas, que cada grupo aprende del grupo vecino, va extendiendo
las culturas neolíticas desde su foco originario hacia el resto del mundo. De
estos contactos y del desarrollo simultáneo de la agricultura surgen, entre
otras cosas, los primeros molinos manuales para moler los granos que se
cultivan.
La agricultura y la
obligación de ser sedentarios
Puede seguirse el
Neolítico con relativa exactitud en la zona de Canaán, región en donde surgen
culturas agrícolas, sedentarias (las primeras culturas agrícolas surgieron sin
duda en el Sudeste de Anatolia (Çatalhöyük) hacia el 8000 a. C.) probablemente
antes del 7000 a. C.
Se sabe de la siembra,
recolección y almacenaje de cereales. Entre los inventos útiles para las
labores agrícolas, se encuentran la hoz de madera, el hacha de piedra
pulimentada, el molino de mano para moler el grano o el cereal y los objetos de
esparto, como las cestas de mimbre, los sacos o las sandalias de esparto. El
arado tirado por bueyes o asnos permitió remover mejor la tierra y labrar una
mayor extensión de terreno en menos tiempo.
La alfarería. -
Un
invento de vital importancia para la vida de las personas, y que tuvo un
desarrollo muy rápido, es la alfarería. Permitió la construcción de recipientes
para líquidos y facilitó enormemente la vida del hombre, que ya no necesitaba
estar permanentemente en las cercanías del agua, o realizar a menudo largos
recorridos para abastecerse, pues almacenaba el agua, y también granos,
semillas, productos molidos, etcétera, en los recipientes de alfarería.
Antes se usaban calabazas
vacías (que podían contener agua pero no podían ponerse al fuego) y cestos de
mimbre (que no podían contener agua). Posteriormente estos recipientes de
mimbre se impermeabilizaron con la arcilla seca al sol o cocida al fuego. Más
tarde aprendieron a dar la forma a la arcilla con un esqueleto de mimbre muy
simple y luego sin esqueleto. La forma era a menudo de calabaza y las
dimensiones parecidas al cesto de mimbre.
Aparecida la alfarería,
el hombre intenta decorarla. Hay indicios de que las primeras decoraciones se
hacían con cuerdas, utilizadas a menudo de refuerzo, pero después se
introdujeron otras variantes: la acanaladura, el cordón (línea en relieve a
modo de cuerda, ligeramente debajo del borde) y las asas de diversos tipos.
Domesticación.-
Se sabe que
en esta época se domesticaron algunos animales, y entre ellos, el primero, el
perro. El hueso se usa frecuentemente.
Para conservar la carne
se usa el sistema del acecinado, secado al sol o salado, colocándola colgada en
el centro de una figura de tres estacas con el suelo en el mismo vértice.
La habilidad manual de
los pobladores de la época se utilizaba en la preparación de trampas de cuerdas
de cierta complejidad. El animal capturado por las cuerdas anudadas tendidas
por el hombre, era rematado después por este. El desarrollo de las trampas
coincide con el culto a la araña, extendido por todas las culturas neolíticas
de Europa Occidental y otras, culto probablemente vinculado a la habilidad de
este pequeño animal para colocar sus trampas, las telas de araña.
El humano estaba
habituado a seguir las huellas de los animales y es notoria la especialización
que habían alcanzado, hasta el punto de que en las pinturas rupestres, en los
pies están representadas perfectamente las pezuñas tal y como se marcaban en el
suelo. Al parecer, por las representaciones
pictóricas, los hombres corrían a
una altísima velocidad, persiguiendo a sus presas.
De esta época son también
las primeras cucharas, que no se usaban para comer sino para mezclar los
alimentos en cocción.
En esta época, a raíz de
capturas de jabalíes vivos (jabatos), principalmente hembras, estos animales
fueron domesticados y dieron origen al cerdo (en general el jabalí era una
pieza de caza). A menudo se representan en las pinturas rebaños de jabalíes que
no son objeto de caza y que podría tratarse de rebaños en proceso de
domesticación.
Las danzas rituales
Las danzas rituales,
asociadas a ritos de fertilidad, las prácticas religiosas (que ahora
desconocemos) de la época, siguen practicándose. Probablemente, cada grupo
disponía de un hechicero, que se adornaba con una cabeza de toro salvaje hueca
y una piel de toro que incluía la cola. Estos hechiceros son los que aprendían
y difundían las nuevas técnicas, trasmitían sus conocimientos a su sucesor o
sucesores y hasta es posible que fueran los autores de las pinturas rupestres
pues en general estas se suponen asociadas a ritos religiosos o mágicos.
Primeras sociedades
estructuradas
Los densos agrupamientos
de aldeas y pequeñas ciudades, confinados en principio a los márgenes de las
corrientes de agua naturales, tuvieron que recurrir cada vez más al regadío
artificial para regar sus campos de trigo y cebada. Hacia el 6350 a. C. se
levantaron templos monumentales de ladrillo de adobe en el centro de
importantes ciudades como Eridu y Al Ubaid. Las primeras ciudades surgieron en
la zona de Oriente Próximo en torno a los 7000 años de antigüedad y asociadas a
las primeras culturas neolíticas. La cercanía de los ríos Éufrates y Tigris
permitió el cultivo de cereales y otras plantas que podían ser regadas por
medio de las obras de canalización que realizaron los habitantes de estas
primeras ciudades. Surgieron también los primeros edificios públicos que
caracterizan a la ciudad, los palacios y los templos. Unos y otros funcionarán
como grandes oficinas administrativas en las que se llevaba el control de la
producción de alimentos y del comercio. La necesidad de administrar esta
información llevó a la aparición de sencillas formas de anotación, contabilidad
y escritura.
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