jueves, 16 de junio de 2016

Zoroastrismo

≪Los dos espíritus primigenios que se revelaron como gemelos en la visión, son lo Mejor y lo Malo en el pensamiento, la palabra y la acción. Y entre uno y otro los prudentes escogen con acierto, pero los necios no≫

En la India, donde, como ya explicamos, los pueblos de lengua aria practicaban un complicado politeísmo de dioses naturalistas, se llamaba a las deidades bienhechoras daevas (≪brillantes≫), y a los demonios asuras (≪señores ≫). En Irán se invirtieron esos términos: los daevas pasaron a ser malos espíritus, como en el caso del benéfico Indra, que fue transformado en un ser perverso, mientras que los asuras (escrito aburas) eran las verdaderas deidades iranias.
El fuego sacrificial, llevaba en la India el nombre de Agni, se convirtió en el Iran en objeto principal de culto, estrechamente ligado a la bebida embriagadora haoma, que se exprimía sacrificialmente y se bebía sacramentalmente, como en el hinduismo, para obtener inspiración, salud y poder, aunque hoy día solo la consume el sacerdote.

Zaratustra

Tales eran los seres divinos y su culto cuando Zaratustra puso en marcha su reforma, convencido de ser el enviado de Ahura Mazda, el Senor Sabio y único Dios. Repudio todos los dioses iranios védicos y sus mitologías, las ofrendas sacrificiales y la ingestión del haoma sagrado, y subordino a Ahura Mazda todos los aburas y  daevas, comprometidos en un combate universal entre el bien y el mal, abandonando al mismo tiempo el culto a todas las deidades más antiguas en favor del único Señor Sabio Supremo, Ahura Mazda, más tarde llamado Ormuz.

Ahura Mazda Fue Zaratustra, sin embargo, quien le presento como creador universal y mantenedor del bien y del mal. Le estaban subordinados diversos seres divinos creados por el, o atributos suyos personificados, como Vohu Mana o el buen pensamiento, Asa Vahista o la rectitud (el orden mejor), Kshatra Vairya o el dominio, Haurvatat o la prosperidad, Aramaiti o la conciencia recta y la piedad, y Ameretat o la inmortalidad, junto con Spent a Mainyu, el Espíritu santo y benéfico que esta en conflicto perpetuo con Angra Mainyu, la mentira o Espíritu maligno primigenio, también llamado el Druj.

El bien y el mal

Como llegaron a existir los dos principios primigenios del bien y el mal es algo que no se nos explica, como tampoco se nos explica en los Evangelios cristianos. Que están en conflicto perpetuo es innegable. Sin embargo, dado que el universo es creación del Dios único y únicamente bueno, los órdenes material y moral proceden de su voluntad bondadosa.

Pero la decisión entre el bien y el mal está también en la persona Con su elección acertada, aquellos que obedecen la ley (ashavan) de Ahura colaboran en la victoria final del Espíritu Bueno del Señor Sabio sobre la Mentira (el Druj, Angra Mainyu). Deben decir siempre verdad, repudiar la vida nómada, labrar la tierra, cultivar cereales ν frutas, tratar con cariño a los animales domésticos y regar los campos secos, porque ≪el que no es labrador no tiene parte en la buena nueva≫ (Yasna, 31, 10).

Esta identificación de la agricultura con la vida honesta procedía del hecho de que los adoradores de Ahura Mazda eran granjeros sedentarios que continuamente tenían que defenderse del pillaje de los nómadas del Norte, los tirarnos, a quienes consideraban seguidores de las fuerzas del mal, siempre intentando robar ganado para sacrificarlo a los daevas. Contra ellos lucho Zaratustra en sus guerras santas, y fue su victoria lo que le permitió asentar la nueva fe sobre una base firme. En efecto, se dice que el profeta perdió la vida cuando los turamos asaltaron Balj y destruyeron el templo zoroástrico de Nush Azar, en cuyo altar del fuego estaba oficiando. Fuera o no esta guerra santa la ocasión y manera de su muerte, lo cierto es que el movimiento que había iniciado le sobrevivió, si bien pronto había de perder su monoteísmo fundamental y su carácter estrictamente ético.

Escatología

Zaratustra mantuvo siempre que al final el mal seria destruido y prevalecería el bien. Así, en su doctrina de las postrimerías, que constituye la primera escatología sistemática de la historia de las religiones y estaba llamada a ejercer una influencia incalculable sobre las especulaciones apocalípticas del judaísmo, el cristianismo y el Islam, ensenaba que al fin del mundo habría una resurrección general, tras de la cual las fuerzas del bien y del mal tendrían que someterse a una prueba de fuego y metal fundido. Aunque en los Gathas no esta muy claro si esta prueba llevaría consigo la destrucción de Angra Mainvu y sus secuaces, el resultado del juicio seria el establecimiento del reino de Ahura Mazda y la proclamación de una edad de oro del orden. En ese mundo renovado, ya fuera terreno o de orden espiritual, solo tendrían cabida los justos, y su recompensa final estaría condicionada por las elecciones éticas que hubieran hecho en esta vida.

Además de esta ≪Gran Consumación≫' al completarse el ciclo actual del mundo e iniciarse un nuevo ciclo libre de todo mal, habría un juicio individual inmediatamente después de la muerte. Cada hombre, responsable de sus actos sobre la tierra, tendría que dar cuenta de ellos, y el balance resultante decidiría su destino. Si perseveraba en el bien y practicaba los buenos pensamientos, las buenas obras y las buenas palabras reveladas por Zaratustra, querría un caudal de méritos que, transferidos a su cuenta celestial, le harían solvente en el día del Juicio Final. Si ese caudal compensaba holgadamente sus malas acciones, en el cuarto día después de su muerte pasaría sin dificultad el puente chinvat, que separa a este mundo del siguiente. Para aquellos en cuyas vidas predominaba el mal, este puente se estrechaba al grosor del filo de una navaja, y al perder el equilibrio se precipitaban a las profundidades de un lago ardiente. En cambio, las almas justas que habían seguido los preceptos del profeta lo cruzarían fácilmente y entrarían en el cielo, mientras que, según una escatología posterior, aquellas cuyas buenas acciones igualaban a las malas pasarían a un limbo o estado intermedio (hainestakans), situado entre la tierra y las estrellas, permaneciendo allí hasta el Juicio Final.

Esta doctrina de las postrimerías se basa en el principio de que el hombre se labra su propia salvación. Lo que siembre en esta vida será lo que recoja en la otra: ≪mal por mal, buena recompensa por el bien, aflicción para los malvados, felicidad para los virtuosos. El malvado se condenará, pero el que defiende la virtud se salvará.

≫. Ni mediador o intercesor alguno podría decidir el caso, ni oraciones o sacrificios alterarían la justicia estricta del proceso. El destino de todo ser humano quedaba fijado una vez por todas, según sus propias acciones, en la prueba del fuego del juicio de Ahura Mazda y el paso del puente, llamado ≪el separador≫ (chinvat) porque dividía a los destinados a la ≪Casa de la Mentira≫ de los admitidos en el paraíso o ≪Casa del Canto≫, la forma de existencia mejor.

A intervalos de mil años, Zaratusta será seguido de tres ≪salvadores≫, el último de los cuales, el Saoshyant o Mesías, nacido sobrenaturalmente de una virgen que beberá de un lago cuyas aguas conservan el semen de Zaratustra con ese fin, instaurara en el mundo un nuevo orden glorioso. Resucitaran entonces los muertos, y en el Juicio Final se procederá a separar a buenos y malos, hecho lo cual se verterá metal fundido sobre la tierra y el infierno. Para los buenos será sedante ≪como leche templada≫, pero para los malos será un suplicio espantoso que consumirá toda la culpa que han contraído. Ahriman y sus demonios serán arrojados a las llamas, o expulsados a las tinieblas exteriores para ser ocultos o destruidos al final. Se crearán un nuevo cielo y una nueva tierra en los que el bien, la alegría y la paz reinaran para siempre, y Ahura Mazda lo será todo en todos.

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