Se considera que
ellos eran nobles, y los nativos por su color de piel eran considerados
"dasa" (esclavo). que implementarían un cambio religioso, como lo
veremos a continuación
El sistema de
Castas
No se sabe a
ciencia cierta cuando fue su origen, pero se cree entre 1000 a.c al siglo V
a.c. se implementaron fuertemente.
Los arios estaban
en la punta y el pueblo natal como en lo inferior, habia diferentes divisiones
como los "kshatriyas" (nobles,
guerreros), los "brahamanes" (sacerdote) el de los
"vaisyas" (comerciantes, campesinos y artesanos) y el de los
"sudras" (siervos no arios) también en cada grupo su división por el
color de piel, por eso la palabra casta viene de la palabra "varna"
que significa color.
Todos los
aspectos de la vida estaban regulados por la herencia y la ocupación, tanto
como le matrimonio, la fuente de alimento, los caminos y las escuelas. también
existe un grupo llamados "parias" que no son considerados participe
de alguna casta, los "intocables". Se ocupaban de tareas ceremoniales
impuras como la recogida de basura, el lavado de ropa y el curtido del cuero.
Las cuatro castas según la tradición se desprendieron del cuerpo del Creador
Los Vedas
Este sistema
sirvió para estabilizar la religión, cultural y política manteniendo este
sistema por generaciones. los arios abandonaron el modo de vivir nómada para
asentarse en el valle del Ganges no abandonaron su cultura pastoril anterior y su robusto
optimismo en favor de una filosofía social y política estática, negadora del
mundo, que hallaría expresión en el sistema de castas, la ley del karma y la
doctrina de la reencarnación.
Sus himnos
anteriores, los del "Rigveda" presentan un panorama muy distinto de
la vida tribal, vagamente organizada en grupos de familias emparentadas o
clanes, con cada tribu regida por su rey y adorando a una serie de dioses
naturalistas: Dyaus Pitar, el Ser Supremo; Varuna, el cielo que todo lo abarca;
Surya, el sol; Usas, la aurora; Indra, la tormenta; Agni, el fuego, y los
Maruts, los vientos.
Los Brahmanes
al finales del
siglo vil a. C. los brahmanes, firmemente establecidos dentro del sistema de
castas como maestros del ritual sacrificial y del conocimiento sagrado {veda) del que dependían
todas las cosas del cielo y de la tierra.
Habían llegado a
ocupar una posición única de poder y privilegio en la sociedad. La realización
absolutamente correcta de la que dependía la eficacia de algunos de los ritos
requería a veces semanas o meses: de hecho, el sacrificio del caballo se
prolongaba durante más de un año. Todo ello exigía un adiestramiento complejo e
instrucciones pormenorizadas para la práctica del culto, así como alguna
explicación de lo que se decía v hacía, en forma de comentarios.
El Jainismo
Vardhamana, hijo
del jefe de un clan kshatriya y nacido hacia el 540 a. C. cerca de Vaisali.
Insatisfecho con el idealismo monista que reducía el mundo de la experiencia
cotidiana a una ilusión, y repudiando las pretensiones de los brahmanes,
Vardhamana fijó su atención en la asociación de alma y cuerpo tal como la
entendía la filosofía samkhya, y vio en ella el mal fundamental. Mientras el
alma, a la que él llamó jiva, permanezca encerrada bajo estratos de karma, jamás
podrá comprender que es de naturaleza puramente espiritual y posee sabiduría,
poder y bondad ilimitados. Durante doce años, Vardhamana practicó una ascesis
severísima hasta alcanzar, a la edad de cuarenta y dos, el conocimiento
espiritual pleno o kevala y convertirse
así en Mahavira, «el Venerable».
En los treinta
años siguientes recorrió la región enseñando su sistema y organizando el
movimiento que tomó su nombre de la palabra jiña, que significa «el que ha
vencido sus pasiones» y obtenido un dominio absoluto sobre sí mismo. Para
alcanzar esta condición los aspirantes convivían en comunidades religiosas sin
organización estricta, que más adelante se dividieron en dos facciones rivales,
la de los «vestidos de blanco» y la de los «vestidos de aire», llamados así
porque los primeros iban vestidos y los segundos desnudos. Ambas órdenes
buscaban la liberación mediante las prácticas de austeridad (tapas), la
meditación intensa y un control riguroso del pensamiento y las pasiones. Les
estaba prohibido quitar la vida a cualquier ser animado, y también la mentira,
el hurto, la sensualidad y todo tipo de atadura terrena.
Pero siguen
siendo un pequeño grupo ecléctico de aproximadamente un millón y medio de
adeptos, concentrados en su mayor parte en la región de Bombay. Es discutible
hasta qué punto sea lícito considerarles como organización religiosa, dado que
en su disciplina
no hay lugar a la idea de un Dios o Absoluto. Por el contrario, siempre han
repudiado esa clase de conceptos, interpretando la fe como recto conocimiento
de la relación entre materia y pensamiento, y su aplicación práctica como la
línea de conducta a adoptar para alcanzar la emancipación, sin mediación alguna
entre el orden temporal y el mundo eterno.
El Budismo
Mahavira,
Siddharta, al que más tarde se conocería con el nombre de Buda, nació a
mediados del siglo vi a. C., en el seno de una familia aristócrata de la casta
kshdtriya, los Gautama. Parece que su padre era un jefe del clan Sakya en el
norte de la India, a unos ciento cincuenta kilómetros de Benarés, en las
estribaciones del Himalaya. En torno a su nacimiento y niñez han brotado
numerosas leyendas, pero es poco lo que se sabe con certeza sobre su formación.
Hay motivos para creer, sin embargo, que la vida en el hogar en que creció, como
ha dicho Keneth Saunders, «no sería muy distinta de la de un castillo escocés
en la Edad Media». Se nos dice que antes de cumplir los veinte años se casó con
la hija de un jefe vecino, a quien se califica de «princesa». De este
matrimonio nació un hijo, pero Siddharta (o Gautama, como se le suele llamar),
con un gesto típicamente hindú, abandonó su hogar en busca de algo que le
permitiera sobreponerse al sufrimiento y deterioro de cuantas cosas terrenales
veía en torno a sí, descubrir un sentido
más elevado y permanente en la vida y el destino humano. Tras vestir la túnica
amarilla de los ascetas, consultó en primer lugar a dos brahmanes que vivían en
cuevas en un monte cercano a Rajagaha, ciudad real de la provincia de Magadha.
Pero poca iluminación pudo obtener de ellos más allá de la abstracción mística
subjetiva —"el reino de la nada"» como remate a una vida de
meditación— después de un breve período de vida errante fijó su residencia en
las profundidades del bosque de Uruvela.
Durante seis años practicó allí, según
la tradición, austeridades cada vez más sobrehumanas, hasta ponerse al borde de
la muerte. Reducidos a la piel y los huesos por efecto de sus rigurosas
disciplinas, él y los otros cinco ascetas que se le habían unido seguían sin
encontrar un camino que condujese a la Iluminación. Convencido de la inutilidad
de semejante ascesis, Gautama se separó entonces de sus compañeros para seguir
un «camino intermedio entre la mortificación infructuosa y la vida de los
placeres.
La Iluminación de
Buda
Peregrinaba como
mendicante por Magadha cuando, apartándose del camino, se internó en una
arboleda deliciosa en el lugar hoy conocido como Bodhgaya, donde ahora se alza
el templo Mahabodhi. Allí se sentó en una postura de yoga bajo un árbol bodhi,
junto a un arroyo claro, y decidió permanecer así hasta alcanzar la
Iluminación. Hecha esta promesa relajó su voluntad, reconoció sus fracasos
anteriores, y se vio recompensado por una gran experiencia, disfrutando durante
siete días del gozo de la emancipación. Comprendió entonces que la causa de
todas las miserias humanas es el deseo (tanha), que nace de la voluntad de
vivir y la voluntad de poseer. Mientras no se tome conciencia de este hecho, no
se podrá avanzar hacia la paz del nirvana. Partiendo de este principio básico,
Gautama, que era ya el Buda o «Iluminado », enunció sus Cuatro Verdades Nobles,
que por medio del Sendero de Ocho Divisiones conducirían al conocimiento
espiritual y sabiduría superior que tan
denodadamente había luchado por conseguir.
Efectivamente,
las Cuatro Verdades Nobles y el Sendero de Ocho Divisiones venían a ser poco
más que un «camino intermedio» entre la búsqueda hinduista de la emancipación
por el conocimiento y las obras, y el austero ascetismo de los jainíes para
alcanzar el mismo fin. Quedaba anulado el sistema de castas, así como el orden
ritual brahmánico, el monismo de los Upanisads y, de hecho, toda concepción de
la divinidad o del yo (atman) como ego o alma permanente e individual. La
doctrina del karma y la creencia en la reencarnación y transmigración conservaban la posición
central que habían ocupado en el hinduismo, y, al igual que el jainismo, el
nuevo movimiento era esencialmente monástico, en tanto en cuanto el modo de
vida budista presuponía en quienes lo adoptasen plenamente la convivencia en
órdenes religiosas regidas por una regla ν una disciplina definidas.
Al mismo tiempo,
sin embargo, se preveía la existencia de un laicado que, como el del jainismo,
se comprometiese a cumplir los cuatro preceptos contra la destrucción de seres
vivos, el hurto, la falsedad y la impureza, con ciertas modificaciones que los
hicieran compatibles con la vida doméstica normal. La castidad, por ejemplo, se
interpretaba como fidelidad en el matrimonio, y se permitía quitar la vida con
fines alimenticios. Las bebidas embriagadoras, el juego, la asistencia a
ferias, el callejeo a horas
improcedentes, la ociosidad y el trato con personas ideseables
quedaban estrictamente prohibidos. El
buen laico, en fin, debía vivir con moderación y contribuir con sus limosnas al
sostenimiento de los monasterios. De ese modo iría acumulando méritos y, si
bien no podía esperar la emancipación en esta vida, al morir podría pasar a uno
de los cielos, para aguardar allí el
renacimiento en un estado más alto en el camino hacia el nirvana.
las Nobles
Verdades
1) la verdad del
sufrimiento:
¿Porque? por el
agregado de la materialidad, sensación, percepción, formación y conciencia.
(porque todo lo que es condicionado es sufrimiento)
2) la noble
verdad del origen del sufrimiento
¿porque? por el
deseo de vivir, el apego y las pasiones
3) la noble
verdad de la cesación del sufrimiento.
es la
erradicación de las impurezas mundanas
4) El camino que
lleva a la cesación del sufrimiento.
El recto
entendimiento, el recto pensamiento, el recto lenguaje, la recta acción, la
recta vida, recto esfuerzo, recta atentaron correcta y la recta concentración.
El Budismo en China
Se afirma que el
budismo llegó a China en el siglo i a. C., en los primeros tiempos de la
dinastía Han; pero, aunque esta tradición no tiene nada de improbable, la
evidencia histórica no se remonta más allá del año 65 de la era cristiana,
cuando, según la leyenda, el emperador Ming-ti, inspirado por un sueño, mandó
traer de la India maestros, libros e imágenes budistas. Tras esta historia late
quizá el recuerdo de infiltraciones muy tempranas de la fe, que, de todos
modos, no avanzó mucho hasta la quiebra del antiguo orden que sobrevino a la
caída de la dinastía Han, en el año 220 d. C. La confusión y el desorden
subsiguientes a la desintegración de una sociedad feudal constituían un caldo
de cultivo muy favorable para la aparición de nuevas fuerzas de consolidación
espiritual. La alternativa que se planteó entonces daba a elegir entre el
misticismo quietista del taoísmo indígena, que examinaremos más adelante, y el
camino de salvación más práctico que ofrecían los misioneros del budismo
mahayana.
Budismo en Japón
De China el
movimiento sectario pasó al Japón, donde alcanzaría su más plena expresión y
madurez. Aunque en los círculos de la corte quizá fuera ya conocido en el siglo
iv, la fecha oficial de introducción del budismo en Corea es el año 552 d. C.
En el 625 se fundaron dos sectas, una llamada sanron o «Tres Libros», la otra
jojitsu, por ser ese el nombre de su texto sagrado, El libro de la perfección
de la verdad. Ambas se han extinguido, al igual que otras tres, las denominadas
kusha, hosso y kegon, que llegaron al Japón en los siglos vn y vm: todas ellas
eran demasiado literarias, limitadas y escolásticas o místicas para ejercer un
atractivo popular. Más duradera e importante fue la secta tendai, establecida
en 804 con El loto de la verdadera ley como texto principal. Era un producto
del movimiento racionalista que se proponía alcanzar gradualmente el conocimiento
verdadero mediante el estudio de las escrituras, unido a la disciplina ascética
y la práctica de técnicas rituales como el yoga a manera de auxilios a la
meditación (dhyana).
Aparece un renovador religioso de gran
relieve en el siglo X, Genshin (942-1017), con un nuevo culto a “Amida”, el
señor de la luz infinita; donde se ocupaba en primer lugar la adoración de Todo
(Tierra pura) una recolección de un budismo más sencillo.
Pero nada de esto
satisfacía a un monje llamado Nichiren, que, tras estudiar las doctrinas
shingon y tendal, en 1253 llegó a la conclusión de que solamente en El loto de
la verdadera ley se contenía la enseñanza ortodoxa del budismo original. Acto
seguido emprendió una vigorosa campaña de ataques contra todas las sectas, con
la firme convicción de ser él mismo la encarnación del bodhisattva o buda
salvador cuya venida estaba anunciada en el sutra del loto, encargado de
restablecer la verdadera fe y rescatar así al país de la guerra civil que entonces
lo asolaba. Su celo pro ético y sus violentas denuncias le ganaron bastantes
seguidores, y poco después la amenaza de una invasión mongola se interpretó
como vindicación de sus profecías, pese a la oposición enconada que había
despertado. Su secta ha sobrevivido básicamente como movimiento político,
centrado más en el nacionalismo japonés que en el budismo tradicional.
La educación:
Siempre el pueblo hindú ha estado
preocupado tratando de averiguar la ontológica del ser humano, que está
dividido en la multiplicidad de sus deseos, la distinción qu existe entre el yo
y el no yo. El deseo de posesión pierde al hombre, quien no puede fácilmente
desprenderse de los elementos más mordaces del egoísmo moral.
En el pensamiento hindú lo peor del hombre
es tener que vivir en este deficiente cosmos. Su mismo sufrimiento es consecuencia
de su estancia en el mundo. “el cuerpo es dolor porque es el lugar del dolor;
los sentidos, los objetos, las percepciones son sufrimientos porque llevan al sufrimiento;
le mismo placer mundano es sufrimiento” (Anirudha: comentario a Samkhya Sutra,
II, I).
Por lo cual encontramos en la cultura el
deseo y hasta una necesidad de perfeccionarse, y esto con llega a liberarse de
su desgracia, o sea, su ignorancia metafísica. Por lo cual su objetivo
pedagógico es la liberación del espíritu.
Peor las clases más bajas estaban vedadas
en el conocimiento de la escritura, lectura y calculo, siendo los brahmanes la
única clase con estos privilegios.
Las Fuentes clásicas de la cultura y de la
educación son: los vedas, la interpretación de los libros sagrados (Upanisad),
poemas (Mahabharata y Ramayana), el fondo tradicional (smriti) y las leyes de
Manù.
Estos libros son base de la cultura, el
saber que tiene un soporte filológico procede casi íntegramente de los libros
vedas. También procede de estos mismos libros el llamado diez ciencias
(fonética, gramática, métrica, liturgia, exegesis, astronomía, leyenda,
jurisprudencia, lógica y dogmática, música y medicina que serían colocadas al
avanzar el tiempo). Muy pocos estudiantes se dedicaban a estudiar a las 4
vedas, ordinalmente el estudio duraba doce años hasta la edad de 20 años.
El gurú o maestro del espíritu es tenido
de gran estima por el pueblo, gracias a la excelsa labor que realiza, “el que
honra a su madre gana el mundo terrestre, el que honra a su padre el segundo
mundo, y el que continuamente honra a su maestro gana el mundo celeste de
Brahma.”
La educación suele darse al aire libre,
bajo un árbol, esta se repartirá dependiendo del estado económico de la
familia, los más acomodados serán estudios personalizados mientras que los
otros que pueden apenas pagar por enseñanza particular, se limitaran a enseñar
a leer, escribir y a iniciar en el cálculo.
La relación entre maestro y estudiante es
íntima y personalizada, el gurú se dedicará el tiempo necesario para cada uno,
como se dice popularmente “que tu pensamiento siga al mío; que te goces con
toda tu alma en mi palabra; que el Dios Sabio te una a mi”
¿acaso no están todos sujetos al dolor,
enfermedad y muerte? Una voz proclama igualdad, y amor a los demás; con las
nuevas enseñanzas de Siddharta Gautama recomienda a sus discípulos que no
pierdan el tiempo en discusiones acerca de los clásicos temas de existir, del
mas allá, etc. Lo principal es buscar liberación del espíritu, todo lo demás se
resolverá como consecuencia de esto. Por otro lado, no da valor alguno a lo que
nos haya llegado atreves de los sentidos. Todo lo inmaterial es inaceptable.