martes, 12 de abril de 2016

La magia y la Religión



Según Hegel hubo dos eras, “la era de la magia” y “la era de la religión” Frazer supuso la existencia de una época en la que el hombre creía poder controlar directamente los procesos naturales mediante la fuerza de hechizos y encantamientos. Cuando este método no producía el efecto deseado, el hombre apelaba a seres sobrenaturales superiores a él, (espíritus, dioses o antepasados) para que mediaran por ellos. Entonces el curandero paso a manos del sacerdote.

Eduardo Moran (1995) nos comenta: en una etapa del ser humano, dejo de ser un ser contemplativo que se dignaba a recolectar alimento en las áreas geográficas, sino que necesitaba defenderse de las fuerzas naturales, en razón de su debilidad frente al mundo y a la inicial diferenciación del yo y del otro y establecer relación con el otro representado en los ídolos. Su dinamismo matrical se mantenia en los ritos y danzas. Quizas esta manifestaciones se daban en silencio, porque las primeras figuras poseen aureolas y carecen de boca.
Al introducir una semilla significativa en la tierra inicia genialmente la segunda fase del matriacado (Carlos, Bygton, 1989).
La distinción que separa a la magia de la religión no es cronológica, es decir, la magia no antecede en el tiempo de la religión, ya que ambas vías de acceso al orden sobrenatural parecen haber coexistido siempre. Es la naturaleza y función de sus respectivos sistemas de ideas y practicas lo que los separa.

diferencias
La magia se basa en el modo en que determinadas cosas son dichas y hechas, con determinado fin, por quienes saben y el poder necesario para hacer actuar a la fuerza sobre natural
la religión presupone la existencia de  seres espirituales externos al hombre y en las técnicas por el empleados de acuerdo a las normas dichas de la magia
Es coactiva y domina a las fuerzas misteriosas del universo mediante la realización impecable de sus particulares manipulaciones mecánicas
Es personal y suplicatoria.


Las personas primitivas creen que las cosas semejantes entre si poseen propiedades y poderes similares, por lo cual se actúa en uno habrá una reacción en el otro. Entonces el uso generalizado de amuletos y a utilización de sangre o en días, derivan su eficacia de su poder sacro inherente, pero también puede ser la reencarnación de la sacralidad que los seres divinos les han infundido.

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